Si prefieres leer los textos sin los fondos de las páginas web o quieres imprimirlos están disponibles en formato PDF en las respectivas secciones de archivos de El criticón y Textos y Cuentos
   

 

Comme il faut

 

 

     El sentido común del comosedebe del recto proceder político es hoy por hoy, como siempre, conducir la Piara, de no se sabe dónde a no se sabe dónde, pero ahora preocupados sobre todo en hacerlo con el mayor Sostén ¿Cómo que con Sostén? Sí sí, con Sostén. Eso sobre todo. Nada de aventuras que pongan en peligro el desarrollo del Sostén. El Sostén como meta incuestionable. En eso están todos de acuerdo. No importa de dónde ni para dónde vamos o venimos que es ya sabido que eso nunca se supo y nunca se sabrá, pero que el trayecto dure lo máximo posible y se tengan garantías de que se viaje cada vez con mayor comodidad. Que no haga crak el Progreso o que si es inevitable que lo haga, que es algo que mejor es ni pensarlo porque produce feos trastornos en el aura, lacerantes úlceras en el duo de no, y sufridas hemorroides en el silencioso agujero del alma, que sea lo más tarde posible, mejor si después de que hayamos muerto todos los vivos, anda y que le den a los que vengan luego. Pues eso está bien, ¿no? Bueno, no sé, a eso voy, supongo que depende de cómo te esté yendo en el recorrido. Si vas en vagón más o menos de primera, de puta madre. Que no se acabe nunca el viaje. La única preocupación es que bajen el precio las copas y refrescos del bar y que haya más menús donde elegir en el restaurante, que las estaciones estén llenas de cosas atractivas que comprar, que funcione mejor el servicio de limpieza y atemperamiento y que se aumente el nivel y variedad de los profesionales destinados a entretener y hacer gracia, para hacer más divertido el tránsito. Ah, y que el revisor me deje follar o lo que quiera en mi compartimiento. Pero si vas como negro en autobús del exterminio sahariano, como sardinas en lata, sin agua ni comida y cagándote y meándote en los pantalones, esposado en la miseria junto con otro congénere, entonces, a lo mejor lo mejor es que el trayecto acabara, o acabase, cuanto antes. De una puta vez. Aunque fuera porque el tren descarrilara. Que todo es relativo, ya lo dijo el Enstein.

      

   Sí. Ya. El sentido común del recto proceder sabe que es norma principal del comosedebe político el enunciar que desde luego, entre sus prioridades está el mejorar las condiciones de viaje para esos pobres que no pueden acceder a los vagones de primera y por lo tanto no pueden disfrutar de una mínima comodidad durante su obligado devenir. Como hacen saber los gerifaltes cada vez que abren la boca. Pero ahí sin embargo es del sentido común del recto proceder del comosedebe político el considerar que en ese caso, no es posible abrir las puertas del tren de primera a toda esa gentuza, perdón, bolsa de miseria, o mejor aún, de subdesarrollo, que es política del sentido común del recto proceder del comosedebe el cuidarse mucho de llamar a las cosas por su nombre, como es lógico, porque entonces estaría yendo en contra de su principal cometido: el Sostén. Nuestro Sostén. Tu Sostén. Tu asiento. Tu cómodo acomodo.

     Es decir que como es lógico y normal, al igual que en nuestro tren es prioridad primordial del comosedebe del recto proceder político el conseguir que el Sostén sea para los actuales viajeros un hecho tranquilizador y se corre un tupido velo de olvido en las conciencias con lo que pasar pudiera para otros venideros; para los del vagón de cola, es justo entender, que no puede ser lo mismo, que no será sino para viajeros futuros que se podrán mejorar las condiciones, pese al pesar del recto proceder del comosedebe político que hace todo lo que puede, y no se debe decir cuántas generaciones tendrán que joderse viajando en las formas actuales porque quizás tal dato pudiera influir en él ánimo de las pobres criaturas, que ya bastante tienen, y sobre todo, y desde luego, porque esta muy feo decir abiertamente tales cosas y es cosa del recto proceder del comosedebe sentido político común no decir jamás cosas feas nunca, bajo ningún concepto, aunque se vean obligados, como es natural, con cierta frecuencia a hacerlas. A urdirlas. A concatenarlas. Pero eso sí, en ese caso, háganse entonces con magníficas sonrisas, de completas dentaduras, es el actual obligado protocolo del recto proceder, en el momento de firmar, sobre todo cuando están en comandita enfrente de las cámaras y han de hacer ver que son la élite de una buena humanidad que es por encima de todo sana, alegre, y positiva. Antes que nada feliz. Que no es cosa de inducir al desánimo haciendo apología del agobio.

     Y hay que ver que bien cumplen esta norma los jerarcos y jerarcas. Da lo mismo si se trata de tratar si se puede matar en el Irak, de frenar sin pisar el freno el calentamiento del planeta, de la paz en Israel, de tapar la corrupción asesina del Sistema, o de inaugurar una exposición del Comix Porno Planetario. Ellos siempre aparecen en la foto partiéndose el culo de la risa, mientras se dan efusivos la mano, se sientan a la mesa del debate o sueltan conjuntos sus proclamas detrás del pupitrillo. De un tiempo acá, la clase mandataria, más que gobernar, parece que esté haciendo publicidad de algún maravilloso tipo de pasta para dientes.

Enrique López.

enriquelopez@elbarrancario.com

 

   
 

VOLVER A ARCHIVO DE EL CRITICÓN

contacto redacción